miércoles, abril 06, 2011

El último día

Despierto y la ciudad tiene un tono oscuro, el frío del ambiente cala los huesos. Me levanto y mientras organizo nuestro día el sol característico comienza su lenta salida. Escucho el ruido de las bocinas ahí afuera y recuerdo con nostalgia aquellos tiempos en que la quietud dominaba las calles del centro. Caminamos y el viento frío nos golpea. Observo el rápido pasar de las personas al son de los humos que se elevan de las lejanas calderas del ahora solitario Chuquicamata.

Hoteles, colegios, el viejo cohete… recorremos las calles con el sol bañándonos el rostro, ese sol que envidian algunos y que se extraña cuando no estás. Sonrío al ver el cielo aún azul y respiro profundamente ante una ciudad que crece.

-Mamá no me quiero ir.

-yo tampoco mi amor.